Entradas

Mostrando las entradas de noviembre, 2010

Éxtasis por Laura

Friedrich Schiller Laura, si tu mirada enternecida hunde en la mía el fulgurante rayo mi espíritu feliz, con nueva vida, en ráfaga encendida resbala con la luz del sol de mayo. Y si en tus ojos plácidos me miro sin sombras y sin velos, extasiado respiro las auras de los cielos. Si el acento sonoro tu labio al aire da con un suspiro y la dulce armonía de las estrellas de oro; escucho de los ángeles el coro, y absorta el alma mía en transparente amoroso se extasía. Si en la danza armoniosa tu pie, como ola tímida resbala, a la tropa de amores misteriosa miro agitar el ala; el árbol mueve, tras de ti, sus ramas cual si de Orfeo oyérase la lira, y a mis plantas la tierra que pisamos vertiginosa gira. Si de tus ojos el destello puro fuego amoroso inflama, latido al mármol duro da y al árido tronco vital llama. Cuanto goce soñó la fantasía ya presente contémplolo y seguro, cuando en tus ojos leo, ¡Laura Mía!

La pinga del Libertador

Ricardo Palma Tan dado era Don Simón Bolivar a singularizarse, que hasta su interjección de cuartel era distinta de la que empleaban los demás militares de su época. Donde un español o un americano habrían dicho: ¡Vaya usted al carajo!, Bolivar decía: ¡Vaya usted a la pinga! Histórico es que cuando en la batalla de Junín, ganada al principio por la caballería realista que puso en fuga a la colombiana, se cambió la tortilla, gracias a la oportuna carga de un regimiento peruano, varios jinetes pasaron cerca del General y, acaso por halagar su colombianismo, gritaron: ¡Vivan los lanceros de Colombia! Bolívar, que había presenciado las peripecias todas del combate, contestó, dominado por justiciero impulso: ¡La pinga! ¡Vivan los lanceros del Perú! Desde entonces fue popular interjección esta frase: ¡La pinga del Libertador! Este párrafo lo escribo para lectores del siglo XX , pues tengo por seguro que la obscena interjección morirá junto con el último nieto de los sold